lunes, 2 de febrero de 2009

Día 1.

Ella se queda, él se va.
Ella, pensando en cómo serán las cosas mañana, sólo espera que él regrese...
Jamás regresó.

Ella, siente que su corazón le duele, literalmente le duele, y siente un calor inexplicable en el pecho, mientras una lágrima rueda por su mejilla.

"Codependiente" ¿¿¿CODEPENDIENTE??? Ella se debate y se dice que bipolar lo acepta, ¿pero CODEPENDIENTE? !Un simple error en su actuar y ya se me tacha de tal infamia!

Pasa de la extrema tristeza a un extremo enojo. Siente que quiere arrancarle los ojos, o simplemente hacerlo sentir lo más mal que sea posible. Pero el amor que conserva, que es tan grande como antes de esas horribles palabras se lo impide, y sabe que todo lo que desea en este momento es estar con él, recibir un abrazo como los que sólo él sabe darle, sentirlo, dormir con él, besarlo... seguir en el mundo rosa que tenían.

Pero no. Él no quiere, y definitivamente no lo va a obligar. Quiere dejar las puertas abiertas a cualquier posibilidad, quiere seguir con él.

Él dice "No quiero que terminemos así", pero si lo que ella no quiere es que esto termine. Lo sueños que hizo, vivir juntos, tener hijos, envejecer juntos, incluso la forma de morir, todo al caño. Él quiere cumplirlo, pero ¿cómo?, a ella no le cabe en la cabeza ¿cómo es que él se atreve a pedirle tal sacrificio? Ahora ella está indignada, mientras la cuenta llega a su mesa, la paga, jamás le dolió pagar cosas de los dos, incluso hubo tiempos en los que ella pagaba todo y jamás le molestó.

Su orgullo fue lo más herido en este acontecimiento, mientras camina a casa recuerda cuando fue la última vez que hicieron el amor, no pasaba mucho desde eso. Ella sabía que esos recuerdos eran los que más dolían, pero se aferraba a ellos, no sabía si eran los últimos o los primeros, sólo los recordaba. Brotaban espontáneamente en su cabeza, todo se lo recordaba. La calle por al que caminaba, los muñecos que le regaló, en motel donde sus inexpertos furores encontraron apacigüe, las cartas que conservaba en su cartera de cuando ella se separó de él para unas vacaciones, y todo igual y profundamente doloroso.

Conforme va llegando a su casa, se da cuenta de las cosas, y piensa que tal vez era necesario esto, y le va a ayudar, aunque el dolor no se lo deje ver en este momento.

Tal vez, más adelante los dos sepan qué pasa, se den cuenta y regresen, o tal vez los dos en 30 años, sólo sepan uno del otro por una llamada que se hagan en Navidad, saludando a la respectiva pareja del otro. Nadie sabe...

(Continúa)

2 comentarios:

Ronk dijo...

¿Y a qué horas se va a encuerar?

Andrea Sixtinain dijo...

Cuando la gorda cante ñ_ñ